domingo, 4 de diciembre de 2011

EL HELENISMO: "tómate las cosas con filosofia"


En esta última etapa del pensamiento griego no encontramos filósofos de la talla de Platón y Aristóteles, ni tampoco una filosofía sistemática que abarque los más importantes temas de la filosofía (ontología, teoría del conocimiento, ética...). Las preocupaciones filosóficas fundamentales se refieren a cuestiones morales y a la felicidad. El tema constante es el ideal del sabio: el filósofo que mediante el uso de su razón consigue la vida buena y el equilibrio emocional que le permite sobrellevar felizmente las distintas circunstancias de su vida; la filosofía se convierte en el saber práctico que faculta a quien la sigue el autodominio y la paz interior; precisamente la recomendación, tan común en la actualidad, de “tomarse las cosas con filosofía” tiene su origen en este ideal de filosofía práctica desarrollado en el helenismo.    
La ampliación del horizonte político que supuso el gran imperio conquistado por Alejandro trajo consigo  la decadencia de la filosofía griega. Ahora el individuo ya no se siente inmerso en una comunidad próxima a su circunstancia vital, comunidad autónoma en relación a las demás y en donde el ciudadano de la época clásica podía encontrar el marco básico para su desarrollo personal. Esta falta de raigambre en la ciudad se reflejará por ejemplo en varios aspectos de la filosofía helenística: la superación del provincialismo mediante la reivindicación del mundo entero como patria (cosmopolitismo) que encontramos en los estoicos, y la creencia de que la felicidad del individuo no coincide necesariamente con el bien del Estado y la comunidad en su conjunto. Las soluciones éticas ya no son soluciones políticas como en Platón y Aristóteles, sino soluciones que comprometen a cada uno en particular.




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